La verdad detrás de “los mares que chocan”. Seguro que has visto un vídeo donde se ven dos masas de agua de diferente color que “chocan” pero no llegan a mezclarse. La mayoría de estos vídeos se trata del Golfo de Alaska. Y esta creencia se ve respalda por la existencia de imágenes en las que parece que realmente “chocan”. Pero, ¿qué hay de cierto en ello?
Según informa un medio de Alaska, esta zona de conoce popularmente como “el lugar donde dos océanos se encuentran”, y la explicación es sencilla. La primera cosa que aclaran es que allí no se encuentran ni dos mares ni dos océanos, ya que toda esa zona corresponde al Océano Pacífico.
Y es que existen varias fotografía de este fenómeno tomadas por el fotógrafo Kent Smith y el investigador Ken Bruland. Este último es profesor de ciencias oceánicas en la Universidad de California-Santa Cruz. Bruland estaba estudiando cómo es posible que en esa zona hubiese remolinos que llegasen a los cientos de kilómetros de diámetro. Estos remolinos suelen llevar arrastrados grandes cantidades de sedimentos glaciares gracias a los ríos que se originan en los glaciares de la zona. Estas corrientes de agua llevan pesados sedimentos y arcilla que oscurecen y enturbian el agua. Todos estos sedimentos es lo que se conoce como “Harina glacial”.
Una vez que estos ríos desembocan en una masa de agua más grande quedan atrapados en las corrientes oceánicas , moviéndose de este a oeste, y comienzan a circular. Y este es el gran misterio detrás de esas fotos y vídeos. Muestran como el agua de los ríos sedimentarios y del océano se encuentran.
Lo que explica este investigador es que es totalmente falso que no lleguen a juntarse nunca, si lo hacen. Lo que sucede es que las diferencias de densidad, producto de la temperatura, salinidad y otros factores hace que el proceso sea más lento. Por eso la sensación de que no se juntan, sí lo hacen, pero no de manera inmediata.
Un efecto similar (aunque más devastador) se pudo observar hace años a causa de las riadas que tuvimos en Cartagena. Y es que las ramblas que desembocan en el Mar Menor estaban cargadas de agua dulce llena de sedimentos arrastrados en los que a vista de satélite se podía observar la diferencia entre las aguas de las riadas y la del Mar Menor. Y con esto hemos desvelado la verdad detrás de “los mares que chocan”.
Imagen de la portada propiedad de Ken Bruland